martes, 15 de julio de 2008

Pena, penita, pena

Soy una sentimental. O no. Digamos que no soy una sentimental al uso. (O eso creo yo).


Tengo facilidad para la lágrima y a veces, me emociono con pequeñas tonterías, que solo yo percibo. A veces me emociono con una canción, con un pequeño detalle, con una mirada o un pequeño gesto, pero siempre creía poder controlarlo.Y creía que las despedidas no me daban pena. Creía ser más dura en mi vida emocional de lo que sospecho que realmente soy. Hoy me doy cuenta de que estoy triste y no quería reconocerlo pero sé por qué es. Creía que no me iba a afectar y realmente sí lo hace. Y cómo pica, y cómo duele.

Ayer terminó el contrato de una compañera de trabajo. Sustitución por una excedencia de otra compañera que se incorpora en septiembre. Y yo creía que no me iba a afectar, que nos seguiremos viendo después, pero han sido 5 meses de trabajo tan intensos, tan bonitos, donde he aprendido tanto, con un trabajo de equipo enriquecedor que me da muchísima pena que se acabe esta etapa. Es sin duda, una de las mejores etapas de mi vida profesional. A nivel personal, se va una amiga, no una compañera de trabajo, es increíble como en tan poco tiempo puedes llegar a querer tanto a alguien. Sé que nos seguiremos viendo, pero me da muchísima pena llegar a trabajar y no poder verla. Es increíble el trabajo que ha hecho esta chica en tan poco tiempo. Pierde mi empresa una profesional excelente y una persona excepcional.

Ayer nos despedimos y nos dimos un gran abrazo y muchos besos. Las dos tontas lloramos. Me fui con una gran pena agarrada al pecho. Hoy ha sido nuestro primer día de trabajo sin ella. He llegado y he encontrado encima de la mesa de mi despacho una cartita y un pequeño cactus. El mismo que ella tenía en su despacho. Ahora soy yo la que me voy a ocupar de él y le miro con infinito cariño y gratitud. Tal y como dice en su cartita, ese cactus comenzó a crecer cuando lo trajo a mi empresa y ahora me lo deja para que siga creciendo conmigo. “Ahora no es muy grande pero si le das todo el cariño que me has dado a mí en estos 5 meses seguro que se hará enorme, como nuestro amor”.

Y por primera vez en mi vida, sé que esto no es el fin que no es un “ya nos llamaremos” que nunca ocurre. Que quiero cuidar esta amistad como si de una plantita se tratase y este pequeño cactus al lado de mi ordenador va a ser un recordatorio. No quiero que esta amistad se pierda, se diluya como ocurre como con tantas personas que se cruzan en nuestras vidas.
Hemos reido tanto, hemos compartido tantas confidencias, tantos cafés y cigarritos, tantas risas, tantos conocimientos, he aprendido tantas cosas… Que penita, que pena tengo hoy…que vacio se ha quedado esto hoy sin sus risas.

2 comentarios:

Twat Boy dijo...

Pues a cuidar el cactito con cariño... y la planta también.

Ceteris Paribus dijo...

Yo estoy ahora dejando un trabajo, sigo en el proceso. El viernes es mi último día y me duele porque también he hecho amistades maravillosas. Siento una melancolía atrapada en el pecho.