viernes, 7 de marzo de 2008

No creo en Dios, no he recibido formación religiosa, no creo en la Iglesia así como tampoco en ninguna forma espiritual superior. No creo que haya nada más allá, no voy a reencontrarme con mis seres queridos cuando esto acabe. No creo en que algún día se juzgarán mis pecados por un ser misericordioso. Siempre he envidiado el consuelo de los creyentes cuando sienten y creen firmemente en que volverán en el cielo a ver a la gente que han perdido, que los “malos” serán juzgados por un padre redentor y que existe un orden celestial. La muerte sólo me sugiere fin. Y miedo y sinsentido. Y una inmensa pena.
Creo que somos una especie capaz de grandes actos, tanto buenos como malos, creo firmemente en el ser humano y creo que podríamos crear un mundo mejor. También creo que somos responsables absolutos de nuestra mierda. A veces también creo que somos una especie dañina, muy cruel e irracional.
El sinsentido, la inmensa injusticia, irracionalidad del atentado de hoy, me reafirma en todo esto. Un trabajador humilde padre de tres hijos (de 20, 15 y 4 años) asesinado por la espalda por un miembro de una banda terrorista.
A veces, cuando alcanzamos esas cotas de sadismo y crueldad, me avergüenzo profundamente, reniego de mi fe en el ser humano, una terrible sensación de que esto no tiene ningún sentido, que todo es terriblemente absurdo. Es la misma sensación que tengo ante la muerte.
Desde mi humilde blog, mi más enérgica condena.

2 comentarios:

Belén dijo...

Y este domingo, a votar

Besos

Twat Boy dijo...

Estos asesinos no consiguen nada más que reafirmarnos en nuestra convicción democrática, nuestra fe en la paz y la libertad que vamos a conseguir si no mañana, pasado mañana. EStos subhumanos no merecen más que las rejas.
Un voto menos, millones más.