miércoles, 30 de abril de 2008

Sedoso asqueroso

Perdonad el post de ayer. Estaba un poco de bajón. Hoy ya estoy bien, animada como siempre. Además, cómo no voy a estarlo ante la maravillosa perspectiva de un super puente de 4 días…
Hace unos días se me acerca el Gran Dodo con su sonrisilla desdentada (“es lo que tiene tener 8 años” según sus palabras) y me dice que tiene un regalo para mí. Los regalos de Dodo desde la óptica de un adulto son cuestionables pero yo los valoro muchísimo porque sé que para él son un tesoro.
Regalos que me ha hecho Dodo hasta la fecha:


- Palillos del restaurante chino (usados, mordidos)
- Calendario del mismo restaurante chino.
- Cártel con el nombre y foto de un barbudo dirigente político (es lo que tiene que su madre sea militante de ese partido).
- Pinza de la ropa decorada por él mismo.
- Llavero promocional de una conocida marca de salchichas.

Y el otro día me llega y me dice “toma, para ti” y me da una cajita de cartón. Dentro había unas hojitas y GUSANOS DE SEDA. Y lo siento, sé que me vais a criticar, no reaccioné bien , pero no pude, fue superior a mis fuerzas. ME DAN UN ASCO ESPANTOSO. No entiendo por qué esos gusanos son especiales a otros si para mí están en la misma categoría asquerosa de “BICHOS” que engloba: cucarachas, moscas, polillas, larvas, lombrices y ascos varios.
Después de mi grito de asco, era ya difícil disimular con un “ay, gracias Dodo, que ilusión me hace” y lo intenté, que conste, pero el Gran Dodo no se lo tragó. Le dije que me daba mucha pena pero no me los podía llevar porque vivo en la ciudad y no hay árboles de morera para alimentarlos.( FALSA, FALSA) Dodo volvió a insistir “pero si son preciosos, mira que suaves, tócalos”. Yo no toco ni bajo tortura un gusano y me da un repelús importante ver a un niño tocando uno de esos. Lo siento, no me gustaban ni cuando era pequeña, por poco me muero el día que un compañero mío de clase se comió uno y me dijo que sabía igual que los “gusanitos” ( esas bolitas de maiz horneados de RISI)
“Jo, es que mi madre me ha dicho que te los dé que si no los voy a tener que tirar”
Insiste Dodo con sus ojos de Bambi. “Que jodía tu madre” pienso. Bueno, pues me los llevo, no te preocupes. En cuanto terminó la clase y me marché, al pasar por una papelera los tiré, sin asomo de arrepentimiento. Lo siento. Me gustaría sentir algo de pena, pero nada, como una piedra. No quiero ni puedo sentirme culpable por haber tirado unos gusanos a la basura por muchos ojos de Bambi que me miren.
Ahora TODOS los santos días Dodo me pregunta cómo están los gusanitos y yo no me atrevo a decirle que los tiré en una papelera con caja incluida. No sé cómo salir de mi mentira. Ya le contado que han hecho capullo (y aquí la única capullo soy yo) y que dentro de poco saldrán unas mariposas preciosas.


Si hay algo que me dé verdadero asco en este mundo, más que los gusanos de seda, son las mariposas de los ídem.


Y ay, buscando fotos para ilustrar esto he metido en el flickr la entrada "gusanos de seda" y me muero con sólo lo que se ve por ahí. Nada, pongo otra foto que me mola aunque no tenga nada que ver con lo que hablo hoy. Ay, y que en paz descansen esos bichos que más descanso yo.

martes, 29 de abril de 2008

triciclo

Una vez siendo muy pequeña, de 3 ó 4 años, cogí mi triciclo y empecé a correr. Me acuerdo perfectamente del aire en mi cara, mover con fuerza las piernas en los pedales, alejándome en cada pedalada, apartarme el pelo rubio de la cara. Dejé atrás a mis padres, y seguí corriendo, recuerdo aún siendo tan pequeña como corría, corrí con todas mis fuerzas, me quería ir lejos, a ver qué había, a ver qué pasaba…Mi padre me alcanzó y me llevé un buen azote en el culo, pero el veneno ya había entrado en mis venas. De niña también me daban esas ventoleras, cuando me venía mi madre a buscar al cole, yo ya me había ido porque quería volver sola a casa. Siempre me caían unas broncas importantes y dejé de hacerlo por ese motivo pero recuerdo fantasear con el irme muy, muy lejos. En la adolescencia, lejos del control paterno, retomé mi hábito. Me gustaba callejear yo sola, sin rumbo, ir por lugares donde nunca hubiese estado. Cuando me invadía la angustia, me marchaba yo sola, sin dar explicaciones a nadie, en lugares donde nadie me conocía, me sentía invisible, era como si pudiese desaparecer, como si me disipase en el aire. En mi adolescencia, muchas veces soñaba con coger un tren y marcharme muy muy lejos, sin saber a dónde, el lugar era lo de menos, era un lugar donde me encontraría. No era huir, no. Era encontrarme en otro lugar, poder ser otra yo en otro sitio porque aquí me sentía actuando en una vida de mentira. Estaba segura que la Pequeña Desorden sería más auténtica en otro lugar, un sitio donde los sueños se podrían cumplir. Me sentía ensayando para el gran papel que me esperaba: el de protagonista de mi vida, no mera observadora. A veces la angustia se me atrapaba al pecho, una especie de insatisfacción enorme, inabarcable, ganas de llorar que se aferraban a mi garganta, aunque todo estuviese bien, aunque yo no estuviese triste. Sólo quería empezar de nuevo en otro lugar y borrar todo lo que llevaba hecho. Y marchaba, desaparecía unas horas. Era más importante mi ausencia en el lugar donde solía estar que al sitio que realmente iba.
Con 25 años me marché a Londres sin billete de vuelta. Allí me sentí sola, realmente sola. Fue una época de mi vida muy intensa, buena y mala a la vez. Recuerdo salir del trabajo de camarera en un pub, y estar lloviendo y yo estar agotada y montarme en el metro y no conocer a nadie, y sentirme vacía y llena al mismo tiempo. Regresé sin curarme. Comprendí que la ciudad es la que llevas contigo dentro, da igual al sitio que vayas.
Soy una persona muy entusiasta, muy alegre. Sin embargo, hay veces que la insatisfacción me llena, que quiero avanzar más deprisa de lo que mis manos pueden alcanzar y me frustra. Mucha gente que me conoce me ha dicho que mi problema es que lo quiero todo YA. Y yo me pregunto por qué no puede ser así.
Todavía me asaltan esos momentos de angustia y tengo ganas de coger mi triciclo y marcharme lejos a hacer borrón y cuenta nueva. Ver que pasa. Ayer salí de clase con Dodo y la tarde amenazaba lluvia, y sentí por un instante ganas de volver a ser invisible y marcharme lejos. Pero duró poco, unos instantes, pues cada vez se parece más mi vida a lo siempre he buscado y ahora no quiero dejar nada atrás. Por primera vez en mi vida me gusta lo que tengo y lo que soy. Por primera vez en mi vida me daría pena dejar todo el camino que llevo andado y todo lo que he conseguido. No me siento actriz secundaria. Ya no tengo que huir.

lunes, 28 de abril de 2008

Chicas bombón II

Yo siempre llego a la música con un par de años de retraso como mínimo. Por eso si alguien lee esto que no se lleve las manos a la cabeza, porque yo funciono así. Ayer mientras tomaba un café en un bar de la Latina, descubrí a los Doves. Hoy nada más llegar al curro me he descargado todo lo que mi ordenador-carraca me permite y aquí estoy, totalmente fascinada.
Pero mi idea de escribir hoy no era esto. Tras leer los comentarios de mi post anterior me he dado cuenta de que no me expliqué bien. No me refería no coger un bombón por miedo a engordar, no. Ninguna en mi curro sigue dieta y todas sabemos que comernos un bombón no es “la caída al infierno” Yo creo más bien que se trata de un comportamiento social que se da entre grupos de mujeres. Ninguna coge un bombón de más, queremos ser la compañera perfecta. Es como una exhibición (boba) de autodominio, de compañerismo, de autocontrol. Cuando una ya se atreve a coger el bombón deseado, lo dice públicamente y con miedo a pasarse. Estoy segura de que si cada una hubiese estado sola frente a esa caja de bombones, la situación sería distinta. Es peor incluso que el miedo a engordar, esa rectitud estricta (estúpida), esa afán de perfección.


Pero tampoco voy a negar lo obvio. Resulta triste comprobar que es difícil escapar de la presión social hacia un cuerpo perfecto. El bombardeo publicitario por un cuerpo 10, la presión mediática y social deja a su paso miles de victimas. Las mujeres nos descuartizamos frente a un espejo. No vemos un conjunto, un cuerpo pleno de mujer joven o madura con capacidad para recibir y dar placer sino patas de gallo, arrugas, papadas, labios finos, tetas pequeñas o caídas, piernas celulíticas, imperfecciones y puntos negros, vello no deseado. De pronto salen anuncios que te hacen que te percates de partes de tu cuerpo que jamás hubieras pensado que pudieran ser mejoradas. Todos los años por estas fechas empieza la campaña publicitaria de la “lucha contra la celulítis”, “vence la celulitis”, cuando es una guerra perdida de antemano. La celulitis no se erradica, señoras, pero las campañas son cada vez más salvajes y más intrusivas. Muslos de barbie, caderas de niñas en mujeres de 40 años.
Leí no sé dónde que la celulitis es un invento nuevo, que nuestras abuelas (y abuelos) jamás vieron un problema en las carnes de sus muslos, que hace 40 años se denominaba “piel de la mujer madura” lo que es ahora celulitis y es algo que posee el 85% de las féminas, algo inherente al cuerpo femenino independientemente de su grasa corporal o su edad. También leí que el 85% de las mujeres acaban deprimidas tras leer una revista de moda y ver fotos (retocadas) de modelos estupendas, jóvenes y tersas. Nos han vendido un ideal de belleza inalcanzable haciéndonos creer que alcanzaremos la eterna juventud untándonos de potingues. Creando una insatisfacción eterna requeriremos siempre más y más productos que nos prometen lo imposible y que queremos creer a toda costa. Y mujeres que dejan de comer, como dejarían de respirar o de follar y/o hacer el amor si eso les garantizase perder unos kilos.
Cuando me miro al espejo desnuda, descubro que mi cuerpo ha cambiado. Sigo siendo delgada pero en dos años he perdido juventud en mi cuerpo. Puedo seguir usando la misma ropa pero ya no me queda igual. Estoy más mayor, tengo cuerpo de mujer pero sé que está en mis ojos y no en mis muslos el amor por mi cuerpo, en su capacidad para recibir caricias. Ir más allá de la pupila que me ha educado la sociedad para percatarse de varices, celulitis, redondeces, flacidez y ser capaz de fijarme en el conjunto de una mujer sana y fuerte con capacidad para dar calor y grandes abrazos, y para disfrutar y gozarlo, de sentir placer y dolor, y con posibilidad de llevar, cuando yo lo decida, una vida dentro.

Estoy lejos de la perfección de las revistas, pero soy real, muy real, estoy sana. Como porque soy un ser vivo, porque lo necesito y porque es un placer, igual que el hacer el amor, y porque quiero disfrutar de todo lo que mi cuerpo quiere darme. Soy bella porque yo me veo así y así me verán los que me quieren. Que mi cuerpo soy yo y según los mensajes que le envie así me querré.

(este bombón que ahora me como va para Uds.)

jueves, 24 de abril de 2008

Chicas bombón

En mi trabajo somos 5 chicas con edades comprendidas entre los 28 y los 32 años. Todas tenemos estudios superiores, post grados y masters. Tenemos un gran compromiso con la causa con la que trabajamos y en general con todas las injusticias sociales. Todas trabajamos en esto por vocación, no por dinero (es obvio si ves las nóminas). Somos muy trabajadoras, exigentes con la labor que desempeñamos, y muy perfeccionistas. Antes de poder dedicarnos a lo que habíamos estudiado hemos pasado por trabajos muy mal pagados, precarios, alienantes. Todas estamos independizadas y nos cuesta pagar el alquiler y los recibos del gas. Nos costó llegar a ser mileuristas. Somos profesionales en el campo de la psicología tanto clínica como social. Nos volcamos al máximo en todas las áreas de nuestra vida. Todas anhelamos ser perfectas en todo. Todas tenemos una vida sentimental y social satisfactoria y la dedicamos un gran tiempo y cuidado porque queremos ser la compañera-amante-amiga perfecta.Ninguna, aunque alguna quisiera, podemos permitirnos tener hijos. Todas somos delgadas o muy delgadas. La mayoría se ha comprado antes de los treinta una crema antiarrugas o una crema anticelulítica. A todas nos encantan los dulces. Casi todas mis amigas fuera de mi trabajo también son así.

Algo no marcha bien en esta generación de mujeres jóvenes, si nos regalan una caja de bombones deliciosa el jueves pasado y hoy, una semana después, está casi entera. Todos los bombones comidos lo han sido tras una justificación verbal pública o excusa y con dosis de remordimiento considerable.
Yo me pregunto si en una empresa u organización formada por 5 hombres con nuestras características personales quedaría algún bombón dos horas más tarde de haber sido abierta la caja.

No sé si me explico.

martes, 22 de abril de 2008

notición


Estoy hasta arriba de trabajo y no tengo ni un minutito para escribir pero esto no puedo dejar de comunicarlo:



¡¡¡¡Me han subido el sueldo!!!!!!



miércoles, 16 de abril de 2008

Cumpleaños

Hoy 16 de Abril, alguien muy especial para mí cumple 24 años. Ya es un hombre, aunque yo siempre le veré como un niño, siempre será mi hermano pequeño. En estos 24 años, no hemos hablado tanto como me hubiera gustado pero también sé que muchas veces con una sola mirada nos hemos entendido. No te gusta perderte con palabras, eres un hombre de acción y de acciones. Y te admiro, Hermano Pequeño, gracias a ti he aprendido a ser más generosa, más humilde. No quiero ni pensar en la criatura insoportable y egocentrica que hubiese sido si tú no llegas a pasarte por aquí. Me has enseñado muchas cosas y del modo como de verdad se aprende: sin lecciones, sin sermones, sin palabras: viéndolo yo solita. Gracias por esos abrazos fugaces en el momento justo, gracias por tu apoyo incondicional, gracias por no juzgarme. Si tuviera que definirte en tres palabras diría de ti que eres la persona más noble que conozco, un hombre sencillo y libre.
Gracias por estar ahí, gracias por existir.
Te quiero.

Muchas felicidades

lunes, 14 de abril de 2008

Ilegal

Hoy no pensaba escribir nada dada la cantidad de trabajo que tengo y lo poco inspirada que estoy los lunes, pero cuando uno se encuentra con post como los de Coliflor (antes Caracol), no puede evitar colgar aquí el enlace. Copiando uno de los comentarios que le han hecho: definitivamente algo está fallando en en este mundo para que haya quien sea capaz de arriesgar su vida y de perderla para salir de su lugar de origen en busca de un (hipotético) futuro mejor.

jueves, 10 de abril de 2008

La sin sueño

Cuando yo era pequeña, me costaba mucho dormir por la noche. Nunca tenía sueño. Mi padre me llamaba así: “la sin sueño”. Debía ser muy pesada, ahora lo veo, y entiendo el suplicio que debe ser a veces ser padre cuando a las 3 de la mañana te llama tu pequeñajo con los ojos como platos y con ganas de chachara, teniendo tú que madrugar para currar al día siguiente. Me pasaba las noches llamando a mamaaaaaaaa, y la pobre mujer venía a mi cama. “No tengo sueño”,”bueno, pues cierra los ojitos y ponte a pensar en lo que has hecho durante el día”. “Tengo sed” “Cariño, ya llevas tres vasos de agua. Puedes aguantar ya sin beber. Cierra los ojitos y ponte a pensar en lo que vas a hacer mañana”. “Me hago pis”(lógico después de tres vasos) “pues, venga, levántate, haz pis y en la cama te pones a pensar en lo que vas a hacer mañana”.
La verdad es que esta terapia de reestructuración cognitiva de mi madre la sigo utilizando en la actualidad en las rarísimas ocasiones que no pillo el sueño, que parece que estoy recuperando todo lo que no dormí de niña. Si no me duermo, me pongo a pensar en todo lo que tengo que hacer al día siguiente y ante el agobio prefiero caer en la inconsciencia y me quedo sopa.
Mi madre para solucionar el problema de su “Pequeña la sin sueño”, probó todos los remedios que se le ocurrieron a ella y a todas sus vecinas en esas reuniones de equipo que hacen todas las madres donde dan soluciones para educar a los hijos de las demás sin saber que hacer con los suyos propios. Al final, la solución a mi insomnio infantil lo encontré yo solita. Tenía una especie de mantita de raso de cuando era bebé que era muuuuuuyyyy suave. Al frotarlo hacía un ruidito, “pichí-pichí” y entre el ruidito y lo suave que era, me quedaba dormida. Lo llamé así:“pichí-pichí” y no podía dormir si no era abrazada a ese trapucho, pegada mi carita a él. No podía ir a ninguna parte sin mi pichí-pichí y porque la Conferencia Episcopal no se lo permitió pero mi madre tuvo intenciones de beatificarlo porque su Pequeña“la sin sueño” dormía las noches de un tirón gracias a él.
Hoy no tenía intención de escribir porque estoy muy liada pero me ha llamado mi madre y me ha contado que ha encontrado mi pichí-pichí en las entrañas de un armario-trastero-agujeronegro que tienen en casa. Me hace gracia que Pichí-Pichí en mi recuerdo es una manta enorme, suave y preciosa (claro yo tenía 3 ó 4 años) pero en realidad Pichí-pichí es un trapillo cutre y deshilachado muy pequeño que da bastante asquito el pobre.
Me pregunto si ahora Lobito es quien cumple las funciones de Pichí-Pichí…

lunes, 7 de abril de 2008

Un día perfecto

Ayer fue perfecto. Empezó con un desayuno completo, sentados los dos (todo un lujo),. Con lo rico que me sale a mí el café. Después de la mano, nos fuimos Lobito y yo al Centro. Qué maravilla de día ayer, paseando por un Madrid soleado y primaveral con Lobito, haciendo fotos y más fotos. Estoy deseando revelarlas, a ver qué ha salido. Que buena intención hay mucha, pero técnica la justa. Siempre he sido cursi e intelectual, un hombre me seduce a partes iguales por su inteligencia y por su físico, por eso cuando el Lobito me mira a los ojos (con sus ojazos) y con su voz (tan grave, tan masculina) y me empieza a dar clases magistrales de perspectivas, puntos de fuerza y de fuga , técnicas fotográfica , ay…, me empiezo a poner romántica y tontorrona , también a partes iguales y dejo de ver fotos y cámaras, diafragmas y objetivos que se abren y se cierran, la pequeña Desorden se vuelve básica y sólo le sale la frase “Hazme tuya” (y no suele ser el momento). Ay, es que me pone, qué le vamos a hacer, cuando se pone tan serio, tan técnico. Debo tener algún complejo por ahí no resuelto con algún profe en mi infancia, para encontrar erótico-seductor este rollito de profe-alumna.
Después de la sesión fotográfica del Rastro, estuvimos por la Latina cañeando. Bocata de tortilla para comer y después nos bajamos al Calderón. Yo no soy nada de Fútbol pero ayer apetecía: había un ambiente festivo y soleado de fiestita y teníamos un abono libre. Además me encanta ir con el Lobito por como lo disfruta. Yo no siento los colores, la verdad, me da bastante lo mismo si ganan unos u otros pero me encanta ir al campo en días así. Yo disfruto los partidos como un niño pequeño: no me entero de casi nada pero me da mucha alegría si ganan los “míos” o bueno, los que me ha dicho Lobito que son los “nuestros”. Me enfada mucho que hagan faltas o perdiendo el tiempo. Asumo que jamás entenderé un fuera de juego y me cuesta también entender que las jugadas no se repiten si te las has perdido. Tampoco entiendo el “qué bien hemos jugado” o el “merecíamos ganar” porque que yo sepa, allí solo están jugando once, yo no he tocado el balón. Por cierto, 6-3. Siempre que voy a ver al Atleti al campo, gana. No lo voy a decir muy alto, porque me terminan plantando el traje del erizo rojiblanco, menuda es la afición colchonera. Hice un carrete entero de fotos y que conste que me corté, que yo voy de analógico no de digital y cuando lo lleve a revelar, no creo que me guste ver, pasada la euforia del momento, 40 fotos de aficionados rojiblancos. Creo que puede estar bien: Una serie de fotos de fútbol de alguien que no le gusta el fútbol. Tengo ganas sobre todo de ver una que hice a los Ultras colgando una pancarta gigante: cerré mucho el encuadre y bueno, esperé el momento en que los del principio ya la habían colgado y los del final estaban aún tendiéndola.
Después del partido, nos subimos otra vez a la Latina, con más ambiente que nunca y nos tomamos unas cervecitas. Nos volvimos a casa justo para ver “Aída” desde nuestro Klippam (tan incómodo).
Y yo me pregunto, cómo se puede ser tan feliz con tan poco.

(foto sacada de flickr.com-autor: JuanJe)



viernes, 4 de abril de 2008

Odisea IKEA

Por fín!!! Lobito y yo ya tenemos sofá para retozar. Modelo Klippam de una conocida marca sueca. Baratísimo y taaaan mono… tan blanquito, tan de diseño sueco, tan de “liberales-profesionales-guapos-solteros-gafasdepasta- sinhijos”. Vamos, como el 95% de los hogares españoles de jóvenes entre 25 y 35 años. Luego unos cojines alegres, una mesita blanquita, unas lamparitas y voila!!! Ya tenemos decorado el minisalón!!
Tras la experiencia vivida ayer con el sofa, le dije a Lobito que tenía que escribir un post. Lobito me sugirió el título “IKEA ME PUTEA”, pero no lo veo apropiado para la línea editorial de mi blog, que yo voy más en la línea preciosista o cursi, así que se ha quedado en ODISEA IKEA que también rima y pega más con mis ínfulas literatas. También se barajó IKEA ME MAREA y KLIPPAM, UN SOFÁ SUECO pero no me parecieron títulos con los que pasar a la posteridad.
Lobito y Pequeña Desorden, jóvenes-liberales- etc.etc., buscaban un sofá con tres B´s: Bueno, Bonito y Barato. También tenía que ser Pequeñito porque no querían tener que pronunciar nunca la frase “o el sofá o yo” en el minisalón de su minipiso. Decidieron acercarse a esos almacenes suecos que no conoce nadie y allí se encontraron con las 914.516 parejas con las que comparten el secreto (ni una más , ni una menos). Se armaron de metros de papel para medir TODOS los muebles suecos, miles de lápices diminutos (ideales para su minicasa) y de papel para apuntar (bueno, tengo que hacer una precisión: eso de coger todos los lápices gratuitos es más cosa de Pequeña Desorden que de Lobito. Algún día hablaré de su obsesión IKEA-lapicera). Probaron TODOS los sofás, pronunciaron nombres suecos como si de su lengua materna se tratara y el Modelo Klippam en su versión Natural les sedujo. En la cola dispuestos a pagar con su Family IKEA Card (¿cómo que Family? Que nosotros somos jóvenes- liberales-sinhijos-etc-etc…! Lo que no logra mi abuela con esta pareja, lo logra IKEA!!), en la cola, a Lobito y P.Desorden les entran las dudas: ¿entrará en el coche? (nota: El coche de L.y P.Desorden no es precisamente un 4x4, es un minicochecito, tan cuco como su minipisito.). Pagan, miran un momento las galletas suecas (que son las 9 y media de la noche y tienen hambre) y se dirigen al parking. Nada más ver el miniauto ya lo saben: ahí no entra el Klippam ni aunque se quede en Klip y se coman el Pam. Reclinan todo lo reclinable, bajan ventanillas, meten tripa y ahí no entra ni un cojín sueco. Comodín de la llamada, como dice Lobito, llaman a Lobo Mayor (Padre de Lobito) con su coche de Padre-de-Familia y le esperan en el Parking. “No os mováis” les dice “que eso es muy grande”. Hombre, la verdad es que con este SUPERKLIPPAM, muy lejos no me voy a ir.
Llega Lobo-padre con coche de padre y nada más verlo, que no, que ahí tampoco cabe. La frase esperada: “Pero hombre, pero como pensabais meter ese en el miniauto?”,Sí, visto así, de pie en el parking es fácil hacerse esa pregunta, pero es que dentro del IKEA, SUPERKLIPPAM era un sofacito timido y coqueto... . A Pequeña Desorden le entran las dudas ya de sí cabrá en el minisalón, que desde que ha salido del IKEA esa Klippam no ha parado de crecer, que cada vez parece más grande, que parece que necesitaba luz del sol para explayarse, que ha pasado de ser un sofacito tan rico a ser un KLIPPAM gigantesco inabarcable. Pero se calla, que Pequeña Desorden es muy discreta y ve que no es momento de sugerir nada en el parking del IKEA. Ven que hay mucha gente que presta los servicios de su furgoneta y hace portes. Precios negociables. La negociación no es compatible con un KLIPPAM gigante. En dos minutos tienen Lobito y P.Desorden su KLIPPAM metido en una furgoneta corriendo a toda velocidad por la carretera rumbo a su minicasita. “¿Pero no tendríamos que ir nosotros delante de él para indicarle el camino?” Siguen a una furgoneta por toda la M30 hacia su casa . Pequeña Desorden va sumando mentalmente lo que les va costar el KLIPPAM: X euros de su precio+ X abusivos euros de su porte suicida+ 300euros de multa por exceso de velocidad. “Y si se lo lleva, qué hacemos?” Lobito y P.Desorden sudan ante esta perspectiva. Imagínate perseguir una furgoneta que lleva tu sofá a toda leche por la M30 … Explicale a un policia que una furgoneta que has visto en el parking del IKEA se ha llevado tu sofá... Dios, que viaje tan largo, tan largo como un KLIPPAM modelo natural…. Al fin llegan a casa, el furgonatero les deja el KLIPPAM en la calle y hala, a subirlo a casa. (nota del autor: Lobito y Pequeña Desorden viven en un mini 3º piso sin ascensor con miniescaleras de caracol). (2ª nota del autor: EL KLIPPLAM es más SUPERKLIPPAM que nunca, está explayado, exultante, infinito e inabarcable). Efectivamente lo subieron porque cuando Lobito y Pequeña Desorden están desesperados y se les mete algo entre ceja y ceja, te suben un KLIPPAM cada uno a donde haga falta. Eso sí, todos los lápices que P. Desorden se había guardado en los bolsillos, se dispersaron por todos los pisos. A Lobito le duele el cuello y P.Desorden se machacó un dedo. (El montaje merece otro post) Reposan en su Klippam, que ha vuelto a ser un sofacito tan cuco en el minisalón de su minipiso.