viernes, 3 de octubre de 2008

Ay, Paul


Siento haber tenido esto tan abandonadito. He andado muy liada. Tal y como se puede leer en el post anterior llevo de Lunes casi dos semanas. Tengo mucho trabajo y toda la energía con la que empecé tras volver de vacaciones se ha ido esfumando. Cuando mi hermano era pequeño le gustaba jugar con la consola al Street Fighter y me siento como Ryu o uno de esos cachas pegones cuando tenían la barrita de energía en rojo y un solo golpe más les dejaba KO. Pues igualita estoy yo, menos japonesa y sin pixeles pero un solo golpe más y me caigo. (observación: ¿existe la astenia otoñal?)

Durante estos días no he tenido mucho tiempo para pensar en posts. Digamos que mi “astenia otoñal” me ha bloqueado tanto a nivel profesional, social como creativo (Oh , Dios mío, ya escribo en mi blog como en mis informes!!). Sin embargo, hay un tema que sí que quería reflejar en mi blog.
(Aviso: este post es un pelín adolescente. Sea interpretado como la necesidad de la autora de evadirse de un medio que le es hostil. Soy consciente de que va a ser uno de los posts que menos comentarios susciten y que pierda un montón de lectores)

Hace unos días falleció Paul Newman. Y me da penita porque yo tenía una relación con Paul especial. Nunca, ni siquiera de quinceañera, me gustó un guaperas famoso. Nunca llevé en mi carpeta fotos de guapos oficiales. Todas mis compañeras y amigas llevaban las carpetas cargaditas de fotos recortadas de la Super Pop o la Ragazza ,( que eran las revistas de mi época juvenil, lo matizo por si hay algún menor de 20 leyendo esto y no sabe de lo que hablo). El resultado eran unos collages más o menos graciosos, pero muy uniformes, la verdad. Yo, en mi afán de notoriedad, intentaba algo más artístico y la verdad es que creo que lo único en que se diferenciaba mi carpeta de las del resto de mis contemporáneas era la ausencia absoluta de chicos. Pero ojo, simplemente era para desmarcarme, en un intento bobo adolescente de definirme como distinta, nada más.
(Ay, que bobita era yo de adolescente con todo el tema de “ser diferente” y no podía ser más tópica y típica.)
Aunque mi carpeta no lo ilustrase, siempre he sido muy susceptible a la belleza masculina, que conste. Y sí había famosillos que me gustaban, pero era curioso, me gustaban porque se parecían físicamente a chicos reales que me gustaban. O sea, yo podía llevar una foto escondida DENTRO de mi carpeta de Mark Owen o Jared Leto porque según mi imaginario adolescente eran clavados a un chico por el que suspiraba y no me hacía ni caso. Ya que no tenía una foto del que me interesaba en realidad, llevaba uno de su clon ideal. Todo muy idealizado y adolescente. Lo de los parecidos era muy relativo, lo admito. (Aún me sigue pasando con casi 30 años, Lobito según mi criterio es clavadito a un galán actual que no voy a nombrar aquí porque hay gente que lee esto que me conoce y que conoce a Lobito y no me apetece proporcionar risas gratuitas. Pero sí, yo duermo todos los días al lado de un ser clónico de un actor americano famosísimo).
El primer hombre del que me enamoré (después de mi padre, claro, que yo pasé como todas por mi Complejo de Electra) fue de Paul Newman. Recuerdo ser muy muy muy pequeña y quedarme embelesada ante la belleza de Paul en “El Golpe”. Hace unos años leí un artículo de investigación sobre la belleza en el que se llegaba a la conclusión que los rostros simétricos eran considerados los más bellos. Asimismo otra parte del artículo afirmaba que desde bebés, los seres humanos somos susceptibles a la belleza y la simetría de los rostros. Como parte del experimento, se mostraba a un grupo de bebés (tanto niños como niñas) fotos de caras, y los bebés reaccionaban de un modo u otro ante ellas. Pues bien, los datos arrojaban que LAS bebés sonreían y se mostraban encantadas ante la foto del rostro de Paul Newman. Ante otras fotos de caras más feas o de rasgos más duros se mostraban indiferentes o incluso lloraban. Cuando leí ese artículo me acordé de la mocosa que yo era cuando vi “El Golpe” y de cómo Robert Redford, pese a ser también muy guapo, había pasado totalmente inadvertido por mis ojos infantiles, así como el argumento de la película, que estoy segura que por la edad que tenía no me había enterado ni de la mitad.
Otra conclusión que se extraía del artículo es que son los rostros más simétricos y armoniosos a los que atribuimos otras características que nada tienen que ver con la belleza pero que son consideradas como positivas como la simpatía, la bondad o la generosidad. Tendemos a atribuir a las personas bellas características positivas de su personalidad. De este modo, los feos son siempre los malos de las películas y los guapos, los buenos. Recuerdo que leí hace tiempo que uno de los mayores asesinos en serie de la historia fue un americano del que no recuerdo el nombre y que mató y torturó a más de una veintena de mujeres. Pues bien, este hombre era asquerosamente guapo, con un rostro angelical y las mujeres confiaban en él precisamente por ese aspecto de benefactor incapaz de romper un plato y por esa belleza exagerada. La gente no daba crédito a que ese hombre tan guapo pudiera hacer cosas tan atroces. Vamos que en nuestro imaginario colectivo no nos cabe en la cabeza la compatibilidad entre maldad y belleza. Recuerdo que leí un libro de Oscar Wilde “De Profundis” que me entusiasmó, que trataba también sobre eso. El pobre Oscar no se podía creer que su adorado Bosie, tan guapo él, fuese uno de los mayores cabrones que nos ha dado la historia.

Y todo este rollo para venir a decir que Paul no era para mí como otros guapos de película. Otros guapos más carnales, tíos buenos en el sentido puro y duro con los que fantasear con un revolcón en un momento de delirio adolescente. Ante el rostro de Paul, yo siempre veía a un ser bueno, infinitamente bueno, como el mejor hombre que hubiese pisado la tierra, y ya de paso, bellísimo. No sé cómo era Paul en persona, quizás era un ególatra insufrible, pero en mi fantasía Paul era perfecto, no en belleza externa sino la que decían La Bella y la Bestia : “ la belleza está en el interior”. Digamos que ante los ojos de ese azul imposible sufro el Síndrome de Stendhal, y sufro vértigo , confusión y alucinaciones, me bloqueo ante esa belleza clásica y perfecta y me ruborizo y lubrico cuando miro fotos suyas. (exagero, que conste). Me alegro de no haber conocido nunca al Paul de verdad y poder pensar que existe un ser humano perfecto(ay, sí, sí, vale, dejadme en paz, es mi fantasía. Esto es como mi Scatergories: si no os gusta, me lo llevo a casa)

Leí hace unos días en un blog (que no recuerdo el nombre, lo siento) que el único sentido que tuvo para el cine pasar del blanco y negro al color fue para poder apreciar el azul de los ojos de Paul. Y es verdad.

Ay, Paul, qué feo se ha quedado esto desde que te has ido...

P.D. Hace muchos leí una anécdota sobre Paul Newman que hizo que me cautivase más aún. No lo he podido colar en ningún lado de este larguísimo y tedioso post. Así que lo planto aquí en la posdata para confirmar que Paul aparte de ser el hombre más bello sobre la faz de la tierra era también ocurrente

Paul estuvo casado con su mujer más de 50 años. No suele ser muy frecuente en las parejas de universo cinematográfico. Cuando le preguntaron por el secreto de ese amor eterno, él contestó lo siguiente: " Llevamos tanto tiempo juntos porque hemos llegado al acuerdo de que en las cosas importantes soy yo quien decido y tomo la última palabra, en lo demás es ella quien manda. Por ejemplo, cuando tenemos que decidir nuestra postura acerca la economía internacional o sobre el hambre en el mundo , soy yo quien lo decido. De lo demás, decide ella"

4 comentarios:

ynosek(+)kontarte dijo...

bueno bueno bueno .. súper interesante ... de verdad!!!

estoy contigo en lo del "cara bonita" no ha roto un plato ... y encima cuando lo rompen ... te buscas más de una excusa para opinar lo contrario ... ay ...
si yo tuviera una cara de esas ... buf... bush la catalogaría como arma de destrucción masiva!!

oyes, relájate!! poco a poco .. y si necesitas vitaminas para subir la rayita por lo menos hasta el amarillo DILOOOOO que te mando unos sugus de piña que te lo arreglan todo todo y todo!!!

un besazooooooo

ynosek(+)kontarte dijo...

jo ... me voy a poner yo también en plan moñas haagen-dazs de vainilla con nueces de macadamia ...

¡¡¡YA SE TE ECHABA DE MENOS!!!!

Tessi dijo...

Ufff, me has hecho recordar un momento de mi vida tan "tierno"... yo conocí a un doble de Paul Newman. Si, si, apareció en el cumpleaños de una amiga y no te puedes imaginar el soponcio que me dió. Yo le decía, tía, pero si es igualito, la misma forma de la cara, el mismo pelo y sobretodo, los mismos ojos... Sólo le vi esa vez, pero me pasé años soñando con él. Vamos, sólo tenía que ver una fotografía del de verdad para poder visualizarlo... No me lo he vuelto a encontar, pero cierro los ojos y le sigo viendo ahí plantado en la fiesta. O quizás a quien veo en realidad es a Paul.
En fin, que no eras la única que suspiraba por dobles de personajes famosos. Y sí, lo confieso, mi chico también se da un aire a un actor por el que babeaba de jovencita (y por supuesto, lo sigo haciendo)

caracol dijo...

El asesino en serie del que hablas es Ted Bundy, era abogado, creo.

Paul Newman era buen actor, buen esposo y aparte filántropo. Donó no sé cuantos millones de dolares para la investigación de cancer en niños. también estaba requetebueno, vualá.

Yo seguiré viniendo "a pesar" del post =)

saludos!