lunes, 10 de diciembre de 2007

De tropezones y Dodo.

El otro día hablaba de hostias que te da la vida y hoy voy a hablar de hostias que te das en la vida, especialmente si eres una personilla tan torpe como yo. Que yo me desplazo porque sé echar un pie para delante uno detrás del otro y ya está, que eso lo aprendí a los 9 meses de edad pero tampoco te creas que he evolucionado mucho desde entonces, no se cómo lo hago, siempre parece que voy con zapatos grandes, dando tropezones. Tengo en las adoquines, en las aceras desniveladas y en las alcantarillas, enemigos ocultos. Creo que es porque soy muy despistada o muy pato, o porque soy un pequeño desastre y voy con la cabeza en las nubes, muy en plan "pa qué quiero pies si tengo alas pa volar", y así me va, tropezón, tras tropezón. Y ahora que voy con el MP3 a todas horas en mi videoclip particular, ya ni te cuento. Qué bien me viene que Lobito y yo seamos de esas parejas entrañables que van de la mano por la calle. Yo no sé si es amor o puro instinto de supervivencia.
Por amor al arte y por redondear sueldo por las tardes me ocupo de un ser de 8 años. Soy su profe-psicologa-canguro-madre-mascota por el módico precio de X euros la hora. Si bien mi MP3 me hace sumergirme en mi propia pecera musical, este ser de 8 años al que llamaré Dodo( que no es su verdadero nombre pero no se me ocurre otro mejor) me hace sumergirme de lleno en un chiste de Jaimito, en un libro de Manolito Gafotas o en el mundo de la lógica implacable de Bambi. La verdad es que debería dedicarle un blog a él solo con cada una de sus salidas...
Pues bien, delante de Dodo el ser de 8 años que no pronuncia la "r" por el aparato que me lleva en los dientes, que de mayor quiere ser famoso o piloto (dice que se lo tiene que pensar) y que cada vez que va a cenar a un chino le trae a su profe -o sea yo- los palillos con los que ha comido de regalo, delante de este Ser, la menda que esto escribe comprobó que las sillas de ruedas de despacho no ruedan como deben rodar sobre parqué y cayó de boca frente su pupilo. Ante la hostia tremenda, el gran Dodo se erigió como un ser de una bondad incalculable porque en lugar de descojonarse como hubiera hecho cualquier niño de 8 años (o 18 ó 28 ó ...) me preguntó si me había hecho daño e intentó levantar a una profe que parecia una tortuga histérica y magullada con una silla sobre la espalda. La hostia no solo fue dolorosa y vergonzante sino también sonora porque al instante aparecieron allí las tres hermanas de Dodo, su madre, la criada Floren y me pareció ver hasta a un apuntador con cara de susto.
A ver si te vamos a tener que hacer un seguro de vida... me dice la madre de Dodo, en clara alusión a que es la 2ª vez ya que por poco pierdo la vida en su casa. La anterior vez fue cuando Dodo me ofreció un sugus y por poco muero asfixiada ya que éste no decidió seguir el camino habitual y se fue por otro lado, siendo otra vez el gran Dodo mi salvador con unos golpes en mi espalda en un principio tímidos pero que poco a poco, alentado por mis toses se fueron animando y el chaval decidió vengarse de todos los deberes que le mando con unos golpes que hicieron que expulsara el sugus y por poco el bazo. Lo mejor es que ahora cada dos por tres Dodo me recuerda lo valiente que fue ese día y ha añadido unos cuantos detalles de elaboración propia a la historia. Me imagino que para final de curso el sugus ya no será tal sino que se habrá convertido en una bola de hierro incandescente que me tragué accidentalmente antes de desmayarme en sus brazos mientras huiamos del incendio previo a la explosión.
Dios, que torpeza de mujer. Y lo peor de todo es que ya no lo puedo achacar al pavo de la adolescencia.
Prometo escribir más cosas sobre Dodo porque la verdad es que el crío es un filón.

6 comentarios:

caracol dijo...

Te seguí hasta aquí por algunos de tus comentarios.... me ha gustado! Me identifico contigo, jajajaj...
saludos!

Verde Melón dijo...

jajaja, debería pagar a Dodo por hacer de canguro!!!, jajaja

genial, símplemente genial.

(yo el otro día me tropecé subiendo unas escaleras con aires de felicidad, y si, fué en ese momento en el que el tiempo se ralentiza de una forma increible, cuando directamente empecé a silvar para disimular....) Doy gracias que esa vez no tuve que usar las manos para aterrizar.....

Hasta en las mejores familias....

;)

Pequeña Desorden dijo...

Bienvenida Caracol, pásate por aquí cuando quieras, estás en tu casa. Un beso
Verde Melón: en el caso de mi familia toda la torpeza se ha concentrado en una sola persona:YO.
Agradezco la solidaridad;-D
Un Beso!!!

Anónimo dijo...

Y yo que pensaba que era amor.... Un beso, no obstante

Kyra dijo...

Me encanta Dodo! Me recuerda a Guille, de Mafalda...

saludos!

Lucy dijo...

apenas encontré tu blog, y me doy cuenta de que te has despedido..que lástima... tus relatos me atraparon desde el principio...y deje de currar para leer (esa palabra la aprendi de ustedes, porque soy mexicana )