Hace muchos años fui a una casa de unos amigos a Barcelona. Bueno, en realidad eran los amigos de un amigo con el que fui a Barcelona. Ibamos a pasar cuatro días allí y él quería visitar a estoa amigos suyos. No me importó acompañarle. Era un matrimonio de niños bien, casados con veintipocos, con un puestazo de trabajo para la Comunitat, un cochazo, una hipoteca importante y muchas pulseritas Tous en la muñeca. Un mundo muy diferente al mío, yo con 22 recién cumplidos también, terminando una carrera, sin ninguna experiencia laboral de calidad, muchos pajaritos y sueños en la cabeza, con dos relaciones simultáneas y mal llevadas y con escasas perspectivas de poder independizarme o encontrar algún tipo de estabilidad. Sentados en el maravilloso salón de su casa “clásica pero tan cuca” (en palabras de la dueña), tomando café y escuchando como ellos hablaban de sus cosas, yo permanecí callada, cordial. Realmente no teníamos muchos temas de conversación en común y no me apetecía exhibirme como la amiga “madrileña-hippie-roja-antisistema-radical-feminista” que creo que era como ellos me podrían percibir, del mismo modo que yo sin conocerles apenas les había colgado toda una serie de etiquetas similares de signo opuesto. Y allí, entre cristales de Swarovski y muebles de estilo Luis XV, una Pequeña Desorden más desubicada que nunca y donde menos se lo esperaba, encontró algo de ella en esa casa. La chica, a la que llamaré Cuca, sacó un álbum de fotografías de su último viaje a Madrid para enseñárselas a mi amigo. Eran como 300 fotos de gente que no yo conocía y de paseos en plan guiri por los Madriles. Una de las fotos era de una escapada que hicieron al Retiro, Cuca y Cuco salían todo sonrientes y acarameladitos en las escaleras donde se sientan los músicos con timbales y bongos, encantados de parecer integrados en un ambiente tan jipi y liberal. Y justo al lado de la parejita cuca estaba sentado mi hermano. La última persona que pensaba ver al lado de esta gente. Aparecía mi hermano con un amigo, tan tranquilo, a su aire, ajeno totalmente a la parejita feliz que se fotografiaba a su lado y que de algún modo le cazaba para siempre. No se conocían absolutamente de nada y resultará con bastante probabilidad imposible que vuelvan a coincidir. Son estas casualidades de las que hablaba el otro día y que me fascinan. Pienso en la gente que conoceré, que me queda por conocer y me pregunto si habrá habido algún momento previo en nuestras vidas en las que hayamos coincidido sin saberlo y sin cámara que nos lo revele.
(Cuca y Cuco aún deben estar flipando por conocer a la hermana del chaval que les había estropeado la foto)
Hace unos días, escribiendo en el blog me pasó algo similar. Buscaba una foto en el flickr para ilustrar un increíble post que ha suscitado tantos comentarios entre mis lectores (en el momento que esto escribo, número total de comentarios: cero). Y viendo entre las cientos de miles de millones de fotos que hay, me encontré. Alguien me había hecho una foto sin yo saberlo y la había colgado. No se me ve bien, aunque estoy sola, pero soy yo, sin ningún tipo de duda. Y me fascina y me aterra al mismo tiempo porque a veces pienso que yo soy la única que veo, que soy invisible y que no puedo ser vista. Y sin embargo, no es así. Cómo serían los ojos que me miraron, por qué eligieron capturarme. Me siento la cazadora cazada. Es una foto bonita, muy bonita, de una total desconocida que da la casualidad que soy yo.
P.D. (este mensaje es para ti: gracias por la licencia. Ya sabes a que me refiero)
El continuo espacio-tiempo
Hace 1 día
5 comentarios:
Es lo que tiene la sociedad multimedia en la que vivimos, con millones de cámaras de no sé cuántos megapixels incrustadas en los móviles todo el día por ahí... Paparazzi somos todos hoy en día...
Jopé, pos mira que Flick es grande como para encontrarse... :) ¿Y no vas a poner la foto?
No, no, noo, que diria Amy Winehouse
ni en broma cuelgo yo una foto mía en el blog, que con lo pequeño que es mundo al final termina encontrandome algún indeseable y me identifica. Lo que más me gusta de los blogs es el anonimato
Besitos a todos
Me quedé con ganas de ver esa foto... quisiera conocerte, aunque debo admitir que tu anonimato me encanta.
que bueno el cuco-momento ... una pasada.
yo buscando videos para colgar en mi blog de nawja encontré uno de un concierto ... y una bola rosa enorme que hay en el público .. soy yo. si me hubieran avisado ...
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