(estimado Sr. Peña: me permito usar su nombre, perdone el atrevimiento, ya que Ud. no duda en firmar con su nombre en lugar de refugiarse en un impersonal anónimo. Es más, me tomaré incluso la libertad de tutearle ya que Ud. ha decidido hacer lo mismo. Disculpa la audacia, corazón)
Hoy abro mi correo y encuentro el comentario de un “Anónimo” en mi entrada “Dudas”. Aún a riesgo de encontrarme una oreja cercenada (es lo que suelen enviar los artistas) decido abrirlo con la misma ilusión con que se abren los regalos o las piernas de una amante y me encuentro con este comentario:
Y Sergio, querido Sergio, gracias por darme temas y darme tiempo, porque hoy mi tiempo y mi tema eres tú. Hoy mi tema es Sergio Peña, ser (gio) humano que no conozco pero al que hoy dedico todos mis esfuerzos. Sé que darán para poco porque si en un año de blog no hemos parido aún nada interesante, hoy menos que nunca saldrá algo (es que yo bajo presión doy poco de sí, ya sabéis)Si, tómate tu tiempo para escribir porque no había leído un blog tan
aburrido y con temas tan simples que no hay ni que opinar...Sergio Peña
Lo único que te pido es que, aunque te aburras sobremanera, aunque temas por tu mandíbula descoyuntada por los bostezos, aunque te des golpecitos en tu delicada cabecita para encontrar algo en lo que opinar, lee hasta el final, mi vida, que hay sorpresa para ti. No te salgas antes del fin de la película, que ya sabes que las salas de cine están oscuras y te puedes tropezar al salir.
Sergio, antes de nada, agradecerte que no caes en el insulto fácil, es decir, que no eres un troll de esos que llaman gorda, nombran a la madre de una o mencionan el hecho de que cobre 50 euros después de un completo o 20 euros por un francés. Tu crítica es fina, concisa y se refiere a mi “obra” no a mi persona. Y te lo agradezco porque una cosa es, después de leer tu comentario, que yo dinamite mi blog y otra cosa bien distinta es que dinamite la mano y cabeza que lo escribe (aunque mi cabeza, tan simple ella como mi bitácora, sería como explotar un globo de helio de color rosa).
Se ve que eres una persona sensible, preocupada y desvelada por la buena calidad de los blogs. Me concedes la oportunidad de tomarme mi tiempo y recapitular. Eres consciente del gran daño que puede hacer un blog mal escrito o aburrido, y me adviertes de ello, como buen compañero del mundo blogger (ah, no, perdona, que tú no tienes blog). Me conoces bien, sabes que necesito mi tiempo para hacer las cosas bien. Yo calculo que si llevo ya un año en esto, para marzo del 2010 habré conseguido una entrada buena y para diciembre del 2043 seré ya una excelente persona en todo lo demás. Sé que confías en la mejora continua del ser humano.
Y fijate, como sé poco de ti he decidido indagar y el primer dato con el que cuento me viene de perlas con lo anterior. Sergio es un nombre de origen etrusco que significa “ Guardián” y vistos tus desvelos entre el centeno del mundo blogger, no hay nombre que me parezca más adecuado. Pero ya el colmo ha sido cuando introduzco tu nombre en Google y me encuentro con Sergio Peña y Lillo, psiquiatra chileno que ha escrito sobre Psiquiatría y Catolicismo , así como sobre la Felicidad.
Estoy desconcertada. No sé si serás el mismo. Ambos compartirías el afán por lograr la felicidad pero no me imagino al Sr. Sergio Peña y Lillo, Psiquiatra de profesión, leyendo y escribiendo en mi blog con lo mal que está el mundo, lo banal que yo escribo y con lo ocupado que está con su camino espiritual hasta el corazón de Jesucristo. Yo creo que no. Tú debes ser otro Sergio Peña, más nihilista y transcendente, la psiquiatría chilena no es para ti.Es mejor meter caña a las bloggeras indefensas que no les acompaña el sereno a casa.
Y es que Sergio Peña, aunque tú seas tan especial y diferente, tal y como te dijo tu mamá, tu nombre no lo es. Vamos, que es como llamarse Paco Pérez o Manolo Sánchez (un saludo a todos los Pacos y Manolos de este país): aunque firmes con Sergio Peña y no de forma anónima, siento comunicarte que no te conozco y seguramente le pasará a todo el que te lea. Agradezco tu esfuerzo por dar la cara pero si no me mandas una foto con la idem y una lista de bares o lugares por donde pueda encontrarte, no voy a poder decirte esto en persona y tendré que utilizar otra vez esta aburrido blog como medio de comunicación. Y lo peor de todo es que sé que esta carta no la leerás porque si ya lo pasaste tan mal la primera vez, a menos de que seas masoquista, no te pasarás por aquí. Fíjate, tienes una entrada con tu nombre y la posibilidad de ser famoso y tú sin enterarte. Que cosas.
Y bueno, Schopenhauer moderno, siento aburrirte. Siento haberte hecho leer hasta aquí porque antes te mentí y te dije que había sorpresa. No sé por qué me has creído si este es un blog aburrido y simple sin nada que comentar, y sorpresas las justitas. El asesino es el mayordomo, el chico se queda con la chica y Pequeña Desorden va a seguir andando por aquí.
P.D. por cierto ¿has leído el “Arte de Injuriar” de Borges? Bueno, que tonterías pregunto, si fue Borges quien aprendió de ti cuando lo escribió…